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DF Conexión a China | La guerra de Ucrania definirá la relación Europa-China

FT View ®2023 The Financial Times Ltd.

Por: FT View ®2023 The Financial Times Ltd. | Publicado: Martes 11 de abril de 2023 a las 04:00 hrs.
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La “asociación sin límites” de Beijing con Moscú durante la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha hecho comprender a muchos europeos lo que significa para China convertirse en un rival sistémico.

Rusia ha violado la soberanía y la integridad territorial de Ucrania con una fuerza bárbara. En lugar de defender estos principios fundamentales del orden mundial y los estatutos de la ONU, China parece querer subordinarlos a sus propias ambiciones. Como dijo Xi Jinping a Vladimir Putin en Moscú el mes pasado: “Ahora mismo se están produciendo cambios como no hemos visto en 100 años. Y somos nosotros los que estamos impulsando estos cambios juntos”.

“El apoyo de Xi Jinping a Moscú pone de manifiesto lo que significa para Beijing ser un rival sistémico”.

Beijing ha ayudado a financiar la maquinaria bélica del Kremlin comprando grandes cantidades de petróleo y gas ruso a precios de saldo. Las agencias de inteligencia occidentales coinciden en que todavía no ha suministrado armamento a Rusia en cantidades significativas. Pero no está claro si la moderación prevalecerá si Ucrania se impone en el campo de batalla. China ha presentado una serie de principios para un final negociado de la guerra en Ucrania. Pero su pretensión de actuar como mediador de paz está vacía si no reconoce que Rusia ha incumplido esos mismos principios y mientras Xi se niegue a hablar con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.

La guerra de Rusia contra Ucrania ha supuesto un momento de transformación para la UE, forzando cambios radicales en la política energética, económica y de seguridad. Que Beijing refuerce el esfuerzo bélico de Rusia o medie de verdad será un “factor determinante” en las relaciones UE-China durante los próximos años, como dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un discurso sincero y clarividente la semana pasada.

Las actitudes de la UE hacia China se han endurecido durante varios años: por sus prácticas comerciales desleales y de inversión restrictivas, su diplomacia coercitiva hacia países que considera “poco amistosos” y sus abusos de los derechos humanos. En 2019, la Comisión dijo que la UE debía tratar a China como socio, competidor y rival sistémico. Fue un marco inteligente para las relaciones en aquel momento, pero no fue adoptado por los países más poderosos de la UE, sobre todo Alemania, que siguió dando prioridad a sus lazos comerciales.

La UE necesita redefinir los términos de su compromiso con China. En palabras de Von der Leyen, China ha “pasado la página de la era de ‘reforma y apertura’ y se adentra en una nueva era de seguridad y control”. Para la UE eso significa, en primer lugar, tratar a China como un rival sistémico y adoptar políticas para mitigar los riesgos que de él se derivan. No significa abandonar la asociación en cuestiones como el cambio climático o la proliferación nuclear (o el aventurerismo nuclear ruso). Tampoco significa la disociación económica, que no es ni realista ni deseable. Por otra parte, la ruptura de los lazos comerciales con Rusia ha demostrado que las empresas europeas no pueden ignorar su dependencia del vasto mercado chino para obtener ventas y beneficios.

Un planteamiento de reducción de riesgos permite a la UE ser más proactiva y perspicaz. Debe identificar sus propias vulnerabilidades y dependencias de la cadena de suministro. Debe utilizar sus defensas comerciales y de otro tipo para impedir que China se aproveche de la apertura del mercado de la UE. Debe añadir otras nuevas, como la facultad de revisar en toda la UE las inversiones exteriores en tecnologías sensibles y de doble uso. La cuestión es si los gobiernos de la UE están dispuestos a unirse en torno a una nueva estrategia para China.

El canciller alemán, Olaf Scholz, parece menos complaciente con China que su predecesora, Angela Merkel, pero los intereses comerciales siguen prevaleciendo. La concepción de Macron de Francia como “potencia equilibradora” en los asuntos mundiales aporta una ambigüedad poco útil. Ahora más que nunca, la UE necesita una voz única sobre China.

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